El Louvre cierra por colapso interno: personal denuncia estar desbordado

El Museo del Louvre, ícono mundial del arte y la cultura, cerró sus puertas este lunes 17 de junio no por una emergencia externa, sino por una crisis interna: su personal decidió no continuar con sus labores por sentirse desbordado ante el flujo masivo de visitantes y la falta de apoyo.

La medida fue espontánea. Durante una reunión interna, trabajadores de seguridad, boletos y salas decidieron no ocupar sus puestos, alegando condiciones “insostenibles” y una carga laboral que ya no pueden soportar. “No se trata solo del arte, se trata de las personas que lo protegen”, afirmó Sarah Sefian, representante del sindicato CGT-Culture.

La escena fue inusual. Miles de turistas con boletos en mano quedaron varados bajo la famosa pirámide de vidrio del museo, sin información clara y con la frustración de haber llegado desde distintos rincones del mundo para encontrarse con puertas cerradas.

El cierre del Louvre, que en 2023 recibió más de 8 millones de visitantes, refleja un fenómeno global conocido como sobreturismo, que también afecta a otros destinos como Venecia y la Acrópolis. Solo la sala donde se exhibe la Mona Lisa recibe unas 20 mil personas al día, muchas de ellas sin poder siquiera observar la obra con tranquilidad.

El presidente francés Emmanuel Macron presentó a inicios de año un plan de renovación a diez años para modernizar el museo y aliviar su saturación. Sin embargo, los trabajadores denuncian que no pueden esperar tanto. Problemas como baños insuficientes, calor excesivo, señalización deficiente y áreas de descanso limitadas hacen que trabajar ahí se vuelva cada vez más complicado.

El cierre es un llamado de atención: más allá del arte, quienes lo resguardan necesitan condiciones dignas y urgentes mejoras. Por ahora, el Louvre, símbolo de Francia y de la cultura global, permanece en un limbo entre su prestigioso pasado y un futuro aún incierto.